Las abdicaciones de Bayona.
Napoleón aprovechó las disputas entre Carlos IV y Fernando VII para hacerse con la corona española. Convocó a toda la familia real a una reunión en Bayona (Francia), lugar al que llegan entre el 20 y el 30 de abril de 1808. Fernando VII acudió a la cita pensando que allí Napoleón le reconocería oficialmente como rey de España. Por su parte, Godoy, Carlos IV y María Luisa de Parma también fueron a Bayona, con la esperanza de que Napoleón hiciera justicia y le devolviera la corona a Carlos.
Napoleón le prometió a Fernando VII el reino de Etruria a cambio de su renuncia al trono español. En un principio, Fernando VII se negó. Sin embargo, a los pocos días, bajo las amenazadoras palabras de Napoleón (“Príncipe, es preciso optar por la cesión o la muerte”), Fernando VII entregó a su padre la corona. Carlos IV, a su vez, renunció al trono y se lo cedió a Napoleón. De esta forma, Napoleón se hizo con el control del trono de España, al que iba asociado un gran imperio colonial, y se lo ofreció a su hermano José, que será el nuevo monarca español a partir del 6 de junio de 1808.[1]
[1] Reelaborado a partir de VVAA. Historia de España. Libro de fuentes documentales y actividades. Madrid, Ediciones Akal, 2009.
Actividad de lectura
Fragmento de las Abdicaciones de Bayona.
"Así pues, por un tratado firmado y ratificado, he cedido a mi aliado y caro amigo el Emperador de los franceses todos mis derechos sobre España e Indias; habiendo pactado que la corona de las Españas e Indias ha de ser siempre independiente e íntegra, cual ha sido y estado bajo mi soberanía, y también que nuestra sagrada religión ha de ser no solamente la dominante en España, sino la única que ha de observarse en todos los dominios de esta monarquía".
Lee el texto y contesta a las preguntas:
1.-Según el texto, ¿Qué condiciones tenía que cumplir Napoleón para recibir el trono de España?
2.-Analiza las consecuencias de las Abdicaciones de Bayona.
Caso práctico
Describe la imagen superior
Actividad de lectura
Tras las abdicaciones de Bayona, Napoleón dirigió a los españoles la siguiente proclama:
Napoleón, Emperador de los franceses, rey de Italia, etc, a todos los que las presentes vieren salud.
Españoles: Después de una larga agonía, vuestra nación iba a perecer. He visto vuestros males y voy a remediarlos. Vuestra grandeza y vuestro poder hacen parte del mío.
Vuestros príncipes me han cedido todos sus derechos a la corona de las Españas; yo no quiero reinar en vuestras provincias; pero quiero adquirir derechos eternos al amor y al reconocimiento de vuestra posteridad.
Vuestra monarquía es vieja: mi misión se dirige a renovarla; mejoraré vuestras instituciones, y os haré gozar de los beneficios de una reforma sin que experimentéis quebrantos, desórdenes y convulsiones.
Españoles: he hecho convocar una Asamblea General de las diputaciones de las provincias y de las ciudades. Yo mismo quiero saber vuestros deseos y necesidades.
Entones depondré todos mis derechos, y colocaré vuestra gloriosa corona en las sienes de otro. Yo mismo, asegurándoos al mismo tiempo una Constitución que concilie la santa y saludable autoridad del Soberano con las libertades y privilegios del pueblo.
Españoles: acordaos de lo que han sido vuestros padres, y mirad a lo que habéis llegado. No es vuestra culpa, sino del mal gobierno que os regía. Tened suma esperanza y confianza en las circunstancias actuales; pues yo quiero que mi memoria llegue hasta vuestros últimos nietos y que exclamen: Es el regenerador de nuestra patria.
Dado en nuestro Palacio imperial y real de Bayona a 25 de mayo de 1808. –Firmado: Napoleón- Por el Emperador el ministro secretario de Estado. Hugo B. Maret. Gaceta de Madrid, 3 de junio de 1808.
Contesta a las preguntas:
1.-¿Cómo se presenta Napoleón ante el pueblo español?
2.-¿Qué medidas va a poner en práctica?
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